La confección de un vestido es siempre un proceso elaborado, aun dependiendo del estilo del mismo. Cuando el grupo de festeras de Piles (Valencia) se puso en contacto con nosotros, nos pusimos en marcha para, junto con ellas, buscar un diseño que se ajustara a sus preferencias, sus gustos y su presupuesto. Querían un vestido favorecedor, drapeado con cuerpo largo, escote de corazón palabra de honor y una voluminosa falda de volantes, y en un intenso color azul. En el mercado no es fácil encontrar justo el vestido de sus sueños, por ello finalmente la confección de todos los vestidos se hizo en nuestro taller propio, de forma que pudimos garantizarles que respondería a sus requisitos en cuanto al color, forma y detalles finales.
Han pasado algunos meses desde que entregamos estos vestidos a todas las chicas, no queríamos ni podíamos desvelar el secreto mejor guardado de las festeras. Ahora nos gustaría compartir con todos vosotros el proceso de confección a medida.
El corte de la falda es casi un problema matemático. Sobre las mesas de corte, dispusimos los volantes que dibujó nuestro patronista. Cada uno de ellos tiene una medida y situación; están numerados y marcados para cortar la cantidad exacta y aprovechar el tejido. Una vez cortados y remallados, se prepara la parte interior del vestido, una falda con volantes de tul para que dé volumen a todos los volantes superiores.
Al mismo tiempo, se va preparando el cuerpo, drapeando y colocando cada uno de los bieses que formarán la favorecedora silueta del vestido, y se hace sobre un maniquí. Solo de esta forma podemos ir acoplándolo a las medidas de cada chica.
Cuando hemos colocado los volantes, según donde cada uno de ellos vaya dispuesto y siguiendo siempre el patronaje. En el momento en que el forro está preparado y el cuerpo también, antes de drapearlo, ya podemos empezar con las primeras pruebas; nuestra intención es que el vestido quede ajustado al máximo al cuerpo de cada una de las chicas que tiene que lucirlo; aunque resulte un proceso artesanal y delicado, solo así nos aseguramos de que lo llevará como un guante.
El toque final lo pondrá la unión de cuerpo y falda, la cremallera y el aplique de pedrería que dispusimos sobre la cadera. Et voilà! un vestido hecho no sólo a la medida de sus propietarias, sino también a la medida de sus sueños.